Tipos de cultivos ➡️ En las Granjas
La Granja agrícola, es el cultivo extensivo de plantas para conseguir comestibles, piensos o fibras; para producir elementos medicinales o industriales, o para la explotación de plantas ornamentales. El cultivo se llevó a cabo en la remota antigüedad, cuando los cazadores recolectores de la edad de piedra comenzaron a cultivar sus especies predilectas (véase Agricultura). Los cultivos modernos surgieron de manera gradual desde sus antecesores silvestres por medio de una selección continuada en favor del más grande tamaño de las semillas, los especiales frutos y otros letras y números deseables. Los cultivos modernos evolucionaron en las inmediaciones de sus antiguos sitios de origen. El trigo, la cebada, la avena, el mijo, la remolacha azucarera y la mayor parte de las leguminosas y herbáceas forrajeras se desarrollaron en una zona que comprende Oriente Próximo, el norte de África y el sur de Europa. El maíz, la patata o papa, el cacahuete o maní, el girasol y el tabaco se cultivaron en América. La soja, la cebolla, la lechuga y el guisante o chícharo fueron cultivados por primera oportunidad en China. La caña de azúcar y el arroz, la mayor parte de los cítricos y el banano proceden del sur de Asia. Los cultivos se extendieron bastante inclusive en el planeta obsoleto. El maíz y las papas se cultivaban en toda América del Norte y del Sur bastante antes de la llegada de los europeos; y el trigo y la cebada estaban organizados por todo Oriente Próximo bastante antes de los tiempos de los faraones. Después, cuando los enormes veleros recorrieron el planeta, los cultivos más populares fueron organizados por todo el planeta por los colonizadores, que llevaban consigo semillas que proceden de sus países de origen, y las incorporaron a los cultivos locales de los recientes territorios. Entre los siglos XVI y XVII, la conquista de enormes territorios, además de la necesidad de abastecer a los esclavos y a otras enormes concentraciones de trabajadores con comestibles baratos, estimuló el movimiento y cultivo de cosechas a escala mundial. En el siglo XX, la contrariedad para hallar novedosas tierras de cultivo apropiadas y el increíble incremento de la gente mundial dieron un nuevo impulso y un sentimiento de urgencia al estudio y avance de la agricultura. Las huertas agrícolas modernas varían bastante en relación a sus fines, y van de pequeñas explotaciones intensivas a huertas comerciales de cientos de hectáreas. Para tener triunfo, los agricultores tienen que comprender la selección de variedades de plantas bien adaptadas a sus propios pisos y climatología. Tienen que ser profesionales en la elaboración del suelo y en la siembra, cultivo, custodia, obtenida y alojamiento de sus cosechas. Además tienen que ser capaces de vigilar las malas hierbas, los insectos y las patologías, y tener entendimientos sobre técnicas de venta para conseguir provecho razonables de sus cultivos.
► Cultivos de Grano
semillas, enormes y comestibles. Entre ellos, los primordiales son el trigo, el arroz, el maíz, la cebada, la avena, el centeno, el sorgo y el mijo. Todos ellos se emplean como alimento humano, procesados o no. El maíz, la cebada, la avena y el sorgo sirven además como alimento para el ganado y las aves de granja; los tallos y la paja que proceden de estos cultivos importan fuentes de forraje. El grano está entre los cultivos más antiguos: su cultivo se remonta a unos 10.000 años. El trigo, la cebada, la avena y el centeno se cultivan en parte importante de las ubicaciones templadas de todo el mundo, en particular en superficies con precipitaciones cada un año entre pocas y moderadas (25 a 76 mm), donde resultan más productivos que los cultivos que necesitan más agua. Sin embargo, una más grande pluviosidad, el riego y la fertilización incrementan el desempeño de estos cultivos. El arroz es un cereal tropical o subtropical, a pesar de que los cultivadores chinos y japoneses han creado variedades adaptadas a zonas de clima templado. La más grande parte del arroz se cultiva en zonas inundadas o arrozales que necesitan un abundante suministro de agua. El arroz de tierras secas se cultiva en superficies limitadas. Durante la historia, el sorgo fué un cultivo tropical, que se explotaba como alimento en África y Asia. En el último medio siglo su uso se ha extendido hasta tal punto que se convirtió en un considerable alimento para el ganado en superficies secas. El maíz tuvo su origen en climas subtropicales, pero hoy se cultiva más que nada en climas templados con pluviosidad mayor a los 66 mm al año. Las cosechas de grano son muy susceptibles a la mecanización. En las ubicaciones templadas, la mayoría de la producción de grano tiene lugar en enormes explotaciones, donde la maquinaria agrícola tiene como función elaborar el suelo, cultivar y agarrar las cosechas. Esto no es tan cierto en el trópico y en los sitios en los que el lote es bastante abrupto para la utilización de maquinaria. En estas superficies el grano se cultiva en pequeñas huertas, y parte importante de la siembra, la obtenida y la trilla sigue haciéndose a mano o con utilidades primitivas. En la década de 1960, el avance de variedades de grano de más grande desempeño, más grande resistencia a las plagas y más grande respuesta a los fertilizantes, ha incrementado la eficacia en buena lugar de este mundo. En muchas zonas del trópico, estos adelantos desencadenaron la llamada revolución verde, que supuso un increíble aumento en la producción de grano. Sin embargo, eran necesarios trabajos suplementarios para adaptar las variedades superiores a las condiciones locales y para solucionar los inconvenientes humanos asociados a la organización de los provecho. La crisis energética que empezó en 1973 llevó a una carencia de fertilizantes químicos derivados del petróleo, de esta forma como de combustible para llevar a cabo trabajar las bombas de riego, lo que impuso restricciones complementarios a la revolución verde.
► Cultivos forrajeros
El cultivo de plantas forrajeras se encarga de producir comestibles para las industrias ganaderas de todo el mundo. Estos cultivos son segados, secados y guardados con apariencia de heno; troceados y guardados sin secar con apariencia de ensilaje; o consumidos de manera directa por el ganado con apariencia de pasto o forraje recién cortado. En las zonas tropicales y subtropicales, la más grande parte del ganado consume el forraje con apariencia de pastos. En zonas de clima templado, los forrajes acostumbran almacenarse con apariencia de heno o ensilado para ser empleados en invierno. Los forrajes de leguminosas frecuentes en las ubicaciones templadas tienen dentro la alfalfa y los tréboles blanco, púrpura, fresa, pardo, encarnado, estrellado, montano y numerosas especies más del género Trifolium. Entre las herbáceas están el heno, el dactilo o jopillo, la espiguilla o poa, el bromo liso o cebadilla perenne y otras especies. Los cultivadores de plantas forrajeras acostumbran cultivar una o más leguminosas adjuntado con una herbácea. Las bacterias de los nódulos radiculares de las leguminosas transforman el nitrógeno atmosférico en una manera asimilable para ellas a través de un desarrollo llamado fijación del nitrógeno, enriqueciendo el suelo además para las herbáceas, lo que disminuye la necesidad de fertilizantes e aumenta la producción y calidad del forraje.
► Cultivos de frutas
Las zonas templadas, subtropicales y tropicales de todo el mundo tienen toda una sustancial producción de fruta. Las manzanas, peras, melocotones o duraznos, ciruelas, nectarinas y cerezas son las primordiales frutas de las zonas templadas. Las naranjas, limones, limas, mandarinas, aceitunas e higos son frutas subtropicales. Las primordiales frutas tropicales tienen dentro plátanos, aguacates, mangos, dátiles, piñas y papayas. Además hay una sustancial producción de frutas pequeñas y bayas, en particular en las zonas templadas. Las más indispensables son las uvas, fresas, moras, frambuesas, arándanos y arándanos rojos. todos los frutales comerciales se propagan de manera vegetativa, oséa, sin usar semillas (véase Reproducción vegetal). Los cultivadores toman esquejes o yemas de las variedades que tienen las características frutales deseadas y los injertan sobre sistemas radiculares de variedades escogidas por su amoldación al suelo y las condiciones climáticas locales, de esta forma como por su resistencia a las patologías destructoras de las raíces y a los insectos. En los años anteriores, varios cultivadores han adoptado la utilización de sistemas radiculares ‘reductores del tamaño’ para reducir la talla de los árboles. Esto posibilita la obtenida de la fruta y la hace menos costosa, además de aceptar una más grande consistencia de plantas, y por consiguiente, un alto desempeño por unidad de área de explotación. Este trabajador agrícola selecciona manzanas agarradas en un pomar. La obtenida de fruta difiere en algunos puntos de otras cosechas. En tanto que la mayor parte de ellas crecen de semillas, los frutales se propagan a través de injertos sobre plantas adolescentes. Por tradición los cultivadores recogían los frutos a mano. En las considerables explotaciones se utiliza cada vez más el mismo tipo de maquinaria que se utiliza en otras cosechas. Las prácticas de cultivo difieren para cada clase de frutal, y dependen del tipo de suelo, el tiempo y el fertilizante que requiera. El control minucioso de insectos y patologías es fundamental en las explotaciones comerciales para conseguir fruta de alta definición y cosechas rentables. Los agricultores han comenzado a usar cada vez más la fumigación con elaborados químicos en la década de 1960, pero al cabo de dos décadas de creciente resistencia de las plagas y de perjuicios al medio ámbito, eligieron por el enfoque biológico del control de plagas y por un cuidadoso control de las ciudades, recurriendo a los elaborados químicos sólo cuando resultan de la máxima efectividad. El grosellero, Ribes sativum, se encuentra dentro de los varios arbustos cultivados por el fruto comestible que generan. Las grosellas acostumbran cultivarse en jardines privados para elaborar gelatinas, mermeladas y licores. La mayoría de las frutas se recogen a mano, pero los agricultores más avanzados apelan a la mecanización allá donde resulta costumbre con el objetivo de achicar, etc, los gastos laborales.
► Cultivos de frutos secos
En climas tropicales y templados se explota una extensa variedad de tipos de nuez. Los cocos y las nueces de la palmera de aceite africana proceden de los trópicos. La nuez de nogal, la pacana, la almendra, la castaña y la avellana, son frutos de árboles de hoja caduca de las zonas templadas. Los cacahuetes o cacahuates, que son las semillas de una leguminosa, eran de origen subtropical, pero hoy se cultivan abundantemente en climas tropicales y templados. Los cacahuates y los cocos son los primordiales cultivos de frutos secos, y son una fuente habitual de alimento y de aceites comestibles. Las nueces de palma son una fuente cada vez más relevante de aceites comestibles e industriales (véase Aceite de palma). La mayoría de las otras especies se cultivan como alimento; excepciones visibles son las nueces de tung (véase Aleurita), que se cultivan para la obtención de aceites industriales, y las nueces de cola, que generan cafeína, un incitante. La optimización de la maquinaria para la obtenida, el descascarado y el secado hicieron viable que el cultivo comercial de estos frutos se convierta en una enorme industria. Las prácticas de cultivo difieren con arreglo a la naturaleza del cultivo concreto, sus pretenciones climáticas y edafológicas, y la disponibilidad de mano de obra. El control de los insectos y las patologías es sustancial en las plantaciones comerciales y debe ajustarse con precaución a las diferentes plagas y cultivos.
► Cultivos de Verduras
Se cultiva una extensa variedad de plantas herbáceas por sus hojas, tallos, raíces, frutos y semillas comestibles. La verdura contribuye indispensables minerales y vitaminas a la nutrición humana, y agrega diversidad y gusto a las comidas. Se cultivan en ámbitos que van desde las jardineras de ventana y los jardines domésticos hasta las considerables huertas comerciales. Se cultivan de manera extensiva hasta 40 tipos diferentes, introduciendo cultivos de hoja para ensaladas (como la lechuga, la espinaca, las endivias, el apio, la col china), rizomas y tubérculos (como la remolacha, zanahoria, patata, boniato, rábano, nabo, nabicol o rutabaga), coles (repollo, brécol, coliflor) y toda una sucesión de plantas cultivadas por sus frutos o semillas (guisante o chícharo, judía o frijol, maíz dulce, calabacín, melón, tomate). Muchas especies vegetales tienen la posibilidad de cultivarse en medios muy diferentes por medio de una cuidadosa selección de sus variedades. Los agricultores, sin embargo, tienen que tener la precaución de elegir variedades adaptadas a su clima y suelo particulares. La mayor parte de las especies de verduras comunes se desarrollaron en zonas templadas, pero algunas se han ajustado al clima tropical. Las verduras tropicales tienen dentro toda una diversidad de rizomas y tubérculos (en particular el ñame y la mandioca o yuca) distintos melones, calabazas y frijoles; de esta forma como varios tipos de plantas cultivadas por sus tallos y hojas comestibles. El cultivo de verduras, más que nada en Europa y América del Norte, cambió de manera increíble en las décadas posteriores en el final de la II Guerra Mundial. La mayoría de esta clase de cultivos se realizaban en las inmediaciones de los centros de población y las verduras sólo podían obtenerse a lo largo de la cosecha o poco luego. El empaquetado era el procedimiento primordial de procesamiento. El paso a la venta por medio de las cadenas de supermercados, y la aparición de enormes empresas de procesado de los comestibles, concentró la aptitud adquisitiva en un número con limite de compradores, que requerían un suministro traje a lo largo de todo el año de verduras de calidad homogénea. De forma simultanea, la producción a enorme escala lejos de los centros de población se realizó viable por medio de la ligera propagación de los sistemas de riego, la optimización de los sistemas de fumigación de insecticidas y herbicidas, y el avance de maquinaria complicada para plantar, agarrar y clasificar los productos. De esta forma, entre otras cosas, el sur de Europa y el norte de África se convirtieron en fuentes de abastecimiento para el norte de Europa. Los productores locales seguían suministrando verduras de temporada, pero los enormes productores del sur aportaban a lo largo de todo el año las variedades de verduras frescas y congeladas que se convirtieron ya en un producto habitual en los enormes centros comerciales. Con todo, el creciente coste del transporte a extendida distancia acentuó la competitividad de los chicos productores próximos a sus propios mercados. Los mercados agrícolas siguieron siendo la primordial salida para los cultivadores en buena lugar de este mundo, en particular en Asia, África y América del Sur. Por otro lado, la aparición del transporte aéreo económico logró viable aumentar la producción de frutas y verduras de ‘lujo’ en los países tropicales para abastecer a los países más desarrollados con productos frescos fuera de temporada. El cultivo de verduras, frente a otro tipo de cultivos, necesita destacable elaboración y suerte para poder el triunfo. Los agricultores tienen que ser profesionales en la producción de verduras interesantes y de alta definición, capaces de capturar al público. Tienen que tener entendimientos sobre la elaboración del suelo, la siembra y precaución de sus cultivos, el control de plagas y de las malas hierbas, y la administración del agua. Tienen que cosechar y manejar sus productos atentamente para proteger su calidad y desarrollar y continuar tácticas comerciales bien organizadas. Los fallos, las omisiones, los inconvenientes climatológicos o la mala suerte tienen la posibilidad de lograr que una cosecha resulte poco interesante e invendible, o que su desempeño esté abajo de los escenarios de rentabilidad.
► Cultivos no alimentarios
A nivel mundial hay enormes extensiones dedicadas al cultivo de indispensables productos como el tabaco, el caucho, el algodón, recursos industriales y medicinales, y plantas ornamentales. Algunos de ellos, como el tabaco y el algodón, se cultivan en todo el mundo; otros, como el caucho, el sisal (véase Agave) y algunas semillas oleaginosas, sólo en zonas tropicales o en otras superficies fundamentalmente apropiadas. Todas las especies necesitan una administración cuidadosa y prácticas agrícolas correctas. El tabaco y el algodón son cultivos que necesitan cuidados particulares. Tienen la posibilidad de prestar enormes provecho a sus cultivadores, pero son atacables a muchas plagas de insectos y patologías, que tienen que ser atajados usando programas de control correctos y planeados de manera meticulosa.
► Cuestiones ambientales
La elaboración del suelo para plantar y vigilar las malas hierbas deja a éste expuesto a la erosión por el viento y el agua. La erosión arrastra el suelo fértil y ayuda a hacer inconvenientes de contaminación del aire y el agua. Para batallar la erosión se emplean numerosas técnicas. Los agricultores empiezan a inclinarse por las técnicas de labranza mínima para elaborar la siembra. Varios emplean una cubierta de mantillo, compuesta por estiércol y paja para asegurar el suelo de la erosión por el viento y el agua. La técnica de rotación de cultivos y los llamados cultivos de cobertura se emplean cada vez más para fijar el suelo entre cosecha y cosecha. Sin embargo, varios cultivos de semilla chiquita necesitan un lecho muy trabajado, pulverizado, y es realmente difícil remover completamente la erosión. Los fertilizantes, tanto naturales como artificiales, tienen la posibilidad de contribuir además a la contaminación del agua. Las formas nitrogenadas solubles tienen la posibilidad de filtrarse hasta las aguas subterráneas, y todos los fertilizantes, introduciendo los estiércoles animales, tienen la posibilidad de ser arrastrados por las escorrentías superficiales. Los agricultores empiezan a prestar más atención a la falta de fertilizantes, en parte por fundamentos medioambientales, pero además por el ágil incremento de su precio. La proporción que representan los fertilizantes en la contaminación del agua es generalmente baja, frente a otras fuentes, y es viable reducirla evadiendo el exceso de fertilización y disminuyendo la falta de suelo por efecto del agua. Sin importar algunos peligros de contaminación, la utilización de fertilizantes, tanto orgánicos como artificiales, es fundamental para enriquecer las tierras de cultivo explotadas de manera intensiva. Los agricultores tienen que batallar siempre contra los insectos y las patologías que atacan a sus cultivos. Cuando se utilizan de manera precisa y con precaución, los insecticidas y los fungicidas químicos contribuyen a incrementar la calidad y fiabilidad del suministro de comestibles, pero algunos tienen efectos negativos sobre el medio ámbito, y algunas plagas han creado resistencia a eso que en tiempo fueron pesticidas eficaces. Los agricultores empiezan a recurrir a programas integrados de pelea contra las plagas, en los que se emplean medios de control biológico y químico para mejorar la utilización y la eficacia de los sistemas de control de plagas y reducir los peligros medioambientales. Los agricultores de subsistencia de todo el planeta cultivan una enorme diversidad de productos, pero las considerables explotaciones comerciales acostumbran concentrarse en un número preciso de cultivos (incluso en uno solo) que son los más rentables. El monocultivo (el cultivo continuado de una exclusiva especie) puede proveer enormes provecho baratos, pero comunmente hace una concentración de las plagas asociadas con él. Éstas tienen la posibilidad de representar un inconveniente menor, que se controlaría con simplicidad, o lograr escenarios devastadores, produciendo pérdidas generalizadas. La mayoría de los agricultores se inclinan por la rotación y la diversidad de cultivos, pero los pisos, la pluviosidad y los causantes baratos tienen la posibilidad de limitar sus configuraciones. A los genetistas les preocupa que el ‘fondo genético’ de algunos cultivos (es decir, la cepa hereditaria de la que se eligen las plantas para su hibridación) se haya visto achicado, al centrarse en unas escasas variedades seleccionadas por su aptitud productiva en las condiciones recientes. Los agricultores acostumbran escoger las superiores variedades accesibles. La superioridad de un reducido número de variedades mejoradas ha producido el abandono popularizado de cientos de variedades locales para el cultivo. Esta reducción del fondo genético puede hacer más difícil más adelante la amoldación a novedosas pretenciones impuestas por un calentamiento global o edafológico o por la aparición de plagas imprevistas. En un esfuerzo por proteger el volumen del fondo genético, centros de todo el mundo y estaciones experimentales dispersas por todo el planeta han empezado a desarrollar colecciones de muestras genéticas de estas variedades locales de cultivos. Más allá de que se ha perdido ya bastante material irrealizable de recobrar, el creciente deber de los organismos de financiación y los investigadores constituye una promesa para que el malgasto genético llegue a su fin.
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