Producción de Forraje Verde Hidropónico. Cap II.
Como se menciona previamente, el poder producir todas y cada una de las condiciones para la producción es lo idóneo, pero si nos confundimos en la decisión de la semilla no servirán de nada tantas atenciones y la fuerte inver$ión en infraestructura. Por este motivo la importancia de hallar semilla de calidad, además de alcanzable pero que nos garanticen que proviene de una variedad comercial; también debe contar con un porcentaje de germinación mínimo del 80%, ya que con niveles inferiores la producción y el rendimiento se verán reducidos drásticamente. Para contrastar el poder germinativo tenemos la posibilidad de realizar pequeños ensayos y saber cuál es la mejor opción.
Dentro de la calidad, el investigar y confirmar que la semilla no venga trozada nos ayudara en demasía a reducir el viable avance de patologías. No debemos olvidar que nos encontramos tratando con un ser vivo y al estar rota disponemos una herida expuesta, rica en nutrientes que facilitaran el avance no únicamente de patologías sino más bien de insectos.
¡ALTO! Se me olvidaba, no debe de tener ningún tipo de régimen con fungicidas.
Ahora sí, continuamos. Del agua para el riego se debe entender su inocuidad (libre de patógenos), su pH y la conductividad eléctrica. Si vas empezando en esto, va ser muy difícil añadir a los costes de producción un análisis para asegurar la no presencia de microorganismos dañinos, tanto para la salud del forraje y sobre todo la de los animales, pero podemos partir de la idea que el agua que usas para tu consumo está limpia (giño, giño) y la puedes emplear para el FVH.
Pero es importante llevar a cabo un análisis para asegurar que esté libre de microorganismos, elementos tóxicos para la planta y los animales, aparte de conocer la concentración de determinados nutrientes presentes que nos puedan representar un ahorro en fertilizantes al momento de elaborar la solución nutritiva.
Los últimos dos parámetros (pH y CE) van más relacionados con la preparación de la solución nutritiva, la forma de proveer los nutrientes para un mayor desarrollo, como entendemos la semilla cuenta con un reservorio de energía para el momento de la germinación, pero no lo suficiente grande para generar FVH de calidad, por ende, es esencial nutrirlo para la obtención de mejores resultados desde controlar y acondiciónalos.
El pH del agua o resumido de forma rápida y precisa: la acidez o alcalinidad. Debe encontrarse en semillas de gramíneas entre 5.5 a 6.5 y para ciertas leguminosas en un pH tenuemente alcalino, de entre 7 y 7.5. Precisando un poco más lo previo, si no está en esos rangos por exactamente la misma naturaleza del agua es necesario acondicionarla para evitar la precipitación de nutrientes, quemaduras en la raíz por lo mismo básico o ácido, teniendo como resultado un daño que provocara una ineficiencia en el aprovechamiento de nutrientes.
Por último, la conductividad eléctrica, de nuevo en un comprendio veloz: es el factor que nos indica la concentración de sales en el agua o en la solución nutritiva. La escala más frecuente para determinar la CE son los miliSiemens por centímetro (mS/cm), para el caso exacto del FVH debe situarse entre 1.5 a 2, dentro de este rango disponemos la seguridad que nos encontramos aportando la cantidad de fertilizantes necesaria, abajo producimos deficiencias y por arriba intoxicaciones a la planta.
Tras este pequeño par de textos donde pudimos definir las condiciones perfectas para la producción de FVH, varios aún se van a quedar con una duda mucho más diferente a la producción y es, ¿Cuál es la cantidad correcta a suministrar a los animales? En ello si les voy a quedar mal, mi experiencia con el FVH solo se restringe a la producción pero prometo buscar un veterinario experto en nutrición para saber el consumo por especies y como es natural desmitificar o complementar la idea de la reducción total o parcial de suplementos alimentarios.
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